La explotación de las mujeres por el hecho de ser mujeres

Muchos hombres han sido perseguidos y asesinados por sus ideas, por su clase, por su raza o por su nacionalidad, pero nunca por el hecho de ser hombres. Sin embargo, las mujeres somos explotadas, abusadas, encerradas o alejadas de la formación por el hecho de ser mujeres. En esta discriminación absoluta radica el Patriarcado, así como sobre el trabajo doméstico se fundamenta el capitalismo. Ante semejantes situaciones nos tenemos que rebelar de modo radical, de ahí que el lema de Mary Wollstonecraft de que “sin derechos no puede haber obligaciones” es de lo más actual y nos puede servir de guía. Y esto supone la práctica de la desobediencia civil, que no tiene más efecto que una nueva represión si no se hace de modo colectivo o más bien masivo.

La desobediencia civil se basa en esta nueva lógica que tendríamos que aplicar en los diversos asuntos. Y para ello habría que inventar nuevas prácticas políticas mucho más creativas, así como conseguir un gran número de vindicadas para tener suficiente fuerza en la presión frente a los poderes instituidos. Si los asesinatos de mujeres fueran de militares, por ejemplo, o de futbolistas, estaríamos en estado de emergencia sin duda. No tenemos, pues, que pedir más leyes, sino que cuestionar seriamente a los jueces o a la policía. Así se cambia la óptica del asunto y se hace la revolución epistemológica. Se trata de que muchas cosas que están hoy “naturalizadas” lleguen a ser inconcebibles.

En grandes líneas, estos son los intereses y propósitos del Vindicato, esta su Agenda y su buena voluntad para hacer un mundo mejor, más equitativo, más solidario y más feminizado, ya que en él falta nuestra impronta, nuestra aportación específica y valiente.