Únete

QUE NINGUNA MUJER ESTÉ SOLA

COMPAÑERA,

Nuestro momento como mujeres comprometidas con la Historia, ha llegado de nuevo. Y es éste un llamado desde la responsabilidad política y desde la urgencia de una necesidad colectiva de respuesta a esta situación mundial en el ámbito de lo político, económico y cultural.

 Lo más grave aún es que nos hayan arrojado a las lindes entre lo humano y lo transhumano. Y no por una evolución natural de la especie sino por una voluntad de dominio con pretensiones quasi divinas, hecho comprobado en la última reunión del Foro de Davos en mayo del 2022 en palabras de su Presidente, Klaus Schwab:

“El futuro no llega, sino que lo construimos nosotros con el esfuerzo coordinado de nuestra comunidad”.

 Seguro que ni las mujeres del mundo, y menos las feministas, formamos parte de ese “nosotros” ni de esa “comunidad”. Y es lo que hemos de construir en este momento histórico en el que vivimos tan peligrosamente: un nosotras que nos constituya como sujeto político de la RESISTENCIA. Una resistencia frente a la reacción típica patriarcal.

En estos comienzos del siglo XXI, los que pretenden un gobierno global se han dado cuenta de que, por mucho que existan movimientos varios en la dirección del progreso, los que realmente podrían provocar un cambio de paradigma o de modelo nuevo y alternativo, son la ecología profunda el feminismo radical junto a un movimiento de soberanía ciudadana que podrían dar al traste con sus planes.

Hasta ahora y durante milenios, el Patriarcado se ha valido de la Mujer, de las mujeres, como campo de batalla, como botín y como instrumento de reproducción biológica e ideológica de su proyecto, que no es otro que el crecimiento continuo y sostenido en sí mismo, así como el dominio sobre otros seres humanos y sobre la Naturaleza. Todo ello impuesto por la fuerza. Como ese método no se puede seguir utilizando impunemente gracias a una mayor conciencia democrática, ahora utilizan el entrismo haciéndose pasar como parte activa y sujeto político de aquellos movimientos que quieren contaminar y dividir desde dentro en una implosión controlada. El enemigo a batir era el feminismo. Precisamente por sus éxitos.

 Las estrategias, en un sentido o en el otro, son muy conocidas. Sin embargo, frente al “divide y vencerás”, está el principio de “la unión hace la fuerza”. A este último apelamos, ya que el primero está siendo aplicado en todos los campos posibles. Sobre todo entre el feminismo y el ecologismo, hasta el punto de que la gente ya no distingue entre ideología de género y feminismo, entre ecologismo, calentamiento global y cambio climático. Además de la confusión y el ruido des-informativo, han creado la división en el seno de estos movimientos. Misión cumplida. Esta ha sido su reacción, a la que ha de oponerse nuestra resistencia.  

Esos de “arriba”, como los del Foro de Davos y otros, que han aumentado hasta el 40% sus beneficios durante los años de la pandemia, han tenido que contar y cuentan con la aquiescencia y colaboración de muchos gobiernos orientados por sus diagnósticos, mandatos y consignas; gobiernos y Estados que han roto, sin duda, el contrato social con la ciudadanía. Y más aún con las mujeres. Estamos siendo cada vez más y más excluidas, menos protegidas en nuestros derechos y más ninguneadas en nuestra categoría de mujeres. Y, como dijo Mary Wollstonecraft, “sin derechos, no hay obligaciones”. Igual que, decimos nosotras, “sin sexo no hay género”, cuestión esta del género que constituye uno de los caballos de Troya con los que el “entrismo” pretende destruir la lucha y el trabajo de las mujeres del mundo.

La novedad es que el Nuevo Orden Mundial nos ataca ahora desde ciertas izquierdas, tanto moderadas como extremas. Si sus propuestas vinieran desde la derecha, saben que no tendrían nada que hacer, por eso la estrategia es que entren desde conceptos como diversidad, tolerancia, libertad de ser tú mismo/a, pluralidad o derechos humanos, además de un neolenguaje que nos conducen más hacia un “pensamiento único” que hacia un “pensamiento crítico”. Y todo ello de la mano de partidos progresistas y de izquierdas, abanderados por Naciones Unidas (ONU) potenciados por un buenismo muy propio de mujeres compasivas y “comprensivas”.

Sólo entre nosotras, las mujeres, podemos construir la RESISTENCIA, ya que los sindicatos ni siquiera están programados para defender a la población femenina no empleada, mientras que las mujeres que trabajamos lo hacemos también en trabajos no reconocidos. Existe una gran parte de la población femeninaabsolutamente desamparada: viudas, mayores solas, amas de casa, monomarentales, jóvenes becarias y paradas, empleadas domésticas, prostitutas, niñas trans, discapacitadas, cuidadoras, inmigrantes, mayores de 52 sin empleo, etc. Sin contar con todo tipo de violencias físicas, psicológicas o educativas: violencia sexual, parental, vicaria, abusos de poder y de todo tipo, obstétrica, controladora, de discriminación laboral y política o víctimas permanentes de las guerras; de minusvaloración, misoginia y de olvido histórico. Por citar algunas.

Frente a esta población femenina precaria, existimos otras mujeres más favorecidas y privilegiadas que no podemos inhibirnos de esta situación “de las muchas”, porque habiendo alcanzado la igualdad horizontal formal ahora nos toca conseguir la igualdad vertical real. Desde esta posición nos incumbe perder privilegios, lo mismo que hemos exigido a los varones. Tenemos profesiones, conocimientos, economías y experiencias que pueden ayudar mucho a las otras mujeres y no tenemos excusa para no emplearnos a fondo en esta tarea, salvo nuestra falta de voluntad para ello o la creencia de que es imposible llevar a cabo una misión semejante. Pero, como bien dijo Jean Cocteau, “lo consiguieron porque no sabían que era imposible”.

Por todo lo anteriormente expuesto:

El Vindicato, Primer sindicato transversal de mujeres en el Estado español, en cuyos estatutos figuran todos los objetivos a los que me he referido propone lo siguiente:

  1. Hacer una Confederación de Mujeres bajo la coordinación administrativa de El Vindicato, manteniendo cada persona y cada grupo sus objetivos y finalidades específicos.
  2. Afiliarnos al Vindicato en virtud de que la unión hace la fuerza ante la Administración y la “reacción  patriarcal”.
  3. Con una cuota de afiliación de 1€ al mes para que nadie diga que no puede hacerlo por falta de recursos y podamos ser políticamente potentes numérica y cualitativamente.
  4. El unirnos como Vindicato, implica que podremos ejercer de Agente social en la mesa con el Gobierno, la Patronal y los sindicatos mayoritarios. Para ello hay que alcanzar un millón de afiliaciones.
  5. Unirnos en campañas específicas y objetivos comunes con acciones conjuntas, cuyos logros serán siempre atribuidos a la Confederación.
  6. Crear una  red de mujeres a fin de interrelacionar mujeres con semejantes problemáticas, intereses, profesiones y otros, a fin de hacer una acción conjunta efectiva.
  7.  Se considerarán afiliadas todas aquellas que paguen la cuota mínima, así opten por la colaboración puntual profesional como por la militancia genérica o la simple colaboración económica y numérica. Hacer número es muy importante en este caso.
  8. Una vez que tengamos un número determinado, podrían ser 1.000 afiliadas, nos organizaremos para  distribuirnos funciones y elegir democráticamente con quién llevarlas a cabo. De momento, se encarga el Vindicato para ponerlo en marcha.
  9. Dado que el Estado ha roto el Contrato social, una salida brillante sería contratar entre nosotras, porque si tocan a una, nos tocan a todas; si condenan injustamente a una, condenan a todas; si humillan a una, humillan a todas; y si matan a una, nos matan a todas, porque la totalidad es más que la suma de las partes.

Nuestro objetivo último es que ni una mujer esté sola frente al Estado, frente al patrón, frente a su maltratador, frente a su explotador, frente al mundo, frente a la enfermedad, frente a la pobreza. Constituyamos un gran lazo con el nudo gordiano de la sororidad que nadie sea capaz de deshacer ni de cortar. Por primera vez en la Historia.

JUNTAS SOMOS MÁS¡QUE NINGUNA MUJER ESTÉ SOLA!

FRENTE A REACCIÓN: ¡RESISTENCIA!

¡POR UN MILLÓN DE AFILIACIONES!

Estrategias:

  • Defender colectivamente casos individuales representativos de otros muchos
  • Exigir a políticos e instituciones que cumplan sus propias leyes respecto a las mujeres.
  • Crear una hegemonía cultural en que la mujer deje de ser objeto y tome la posición de sujeto.
  • Combatir toda situación laboral y personal en que las mujeres seamos explotadas, oprimidas, ignoradas o humilladas.
  • Crear entre nosotras redes de sororidad, apoyo e intercambio de cuidados, de conocimientos, experiencias y culturas. Que ninguna mujer esté sola.
  • Unirnos para crear una verdadera RESISTENCIA ante el rearme de un sistema patriarcal que pretende someternos o dirigirnos a las mujeres y a nuestras criaturas.

 Esta propuesta responde a una necesidad histórica cuyo tiempo ha llegado.