Qué significa un cambio de paradigma

La palabra paradigma significa modelo. A lo largo de nuestra historia patriarcal hemos pasado por distintos modelos de sociedad. Desde el caos de diversas oleadas invasivas de sus inicios a la época de los grandes imperios, el medievo, el renacimiento científico y artístico, la modernidad, las sociedades capitalistas y socialistas hasta el neoliberalismo actual. En todos estos modelos ha imperado el dominio masculino, desde las violaciones y secuestros generalizados, la reclusión de las mujeres en los gineceos, el dominio religioso que reducía a las mujeres a ser el Mal y la tentación de los hombres, la mayor persecución de muchas mujeres acusadas de brujas y el nacimiento del capitalismo, el incipiente despertar de las mujeres en el reino de la razón, pero alejadas de la educación, hasta el momento actual, en el que las grandes guerras de religión y nacionalistas han sido sustituidas por la guerra financiera, uno de cuyos efectos ha sido el de la feminización de la pobreza y la violencia de género. En el modelo socialista existió una mayor igualdad entre hombres y mujeres, pero en el ámbito de sociedades totalmente represivas y controladoras.

En todos los momentos de la Historia, las mujeres han intentado su liberación individual de algún modo, tanto en las luchas campesinas medievales como en las revoluciones francesa y proletaria, hasta nuestros logros actuales en educación, libertad y poder. Podemos decir que con la Ilustración comenzó la primera ola feminista, seguida de la lucha por los derechos civiles y políticos con las sufragistas, la tercera ola del feminismo radical a partir de 1968 y la cuarta ola actual, que aún está por definir. Sin duda que las mujeres hemos progresado muchísimo, pero, sin embargo, no hemos terminado con el Patriarcado, que sería el objetivo, ya que su patrón de dominación sigue imperando en nuestras sociedades.

No se trata de triunfar en ese mismo modelo o paradigma, sino de cambiar el modelo. Hasta ahora hemos cambiado muchos elementos del sistema, pero sin salir del modelo. Por eso, no se trata de seguir consiguiendo reivindicaciones de derechos solamente, sino de conseguir salir del sistema y cambiar su lógica.Ese supondría el cambio del cambio.Por tanto,este momento exige una gran creatividad y osadía, pero también una potente unión de fuerzas, de unión de los distintos grupos que realmente quieran un cambio en profundidad. El Vindicato nace con esta vocación.

Este cambio en profundidad supondría una revolución epistemológica, es decir, un cambio en el modo de pensar, de ver y juzgar la realidad. Por ejemplo, no se trataría de que las prostitutas tengan mejores condiciones de vida, sino de abolir la prostitución como una de las más trágicas esclavitudes de las mujeres. No se trata de multar a los puteros, sino de que los hombres no conciban que tienen el “derecho” de violar o abusar de una mujer porque lo pagan. No se trata de tener las mismas condiciones y salarios que los hombres en los trabajos, sino de cambiar el esquema mismo de explotación en esos trabajos. No podemos alegrarnos porque se hayan creado más empleos, sino cuestionar cuáles son los tipos de trabajos mismos que se ofrecen. Ni tampoco felicitarnos por la subida del PIB si esta riqueza no es repartida. Tampoco es cuestión de que nos rebajen el precio de la luz, sino de que sea inconcebible que las necesidades básicas o las energías naturales puedan ser privatizadas. No puede ser concebible que existan milmillonarios en el mundo mientras exista la pobreza o el hambre incluso. Ni que haya libertad absoluta para las mercancías y fronteras rígidas para las personas. Todo esto sería distinguir entre las “reivindicaciones” y las “vindicaciones”.  Todo esto supondría un “cambio epistemológico” y, por tanto, un “cambio del cambio”.